De vida y muerte, debido final.
De vida y muerte, debido final. La mañana era joven y una aún más, una a quien devotamente consagro mis suspiros y quien no falta en mis fantasías temerariamente decía frente a mis ansias de su ser que el sentido de la vida irremediablemente era la muerte, con lo que mi asombro gobernó sobre mis letras y aquel otro que también la desea respondió que sí así fuere entonces hemos de morir ya, y darle sentido a la vida misma que me condena ajeno a su piel. La muerte en sus inocentes labios se creía gobernante de la mágica vida por imponentes los suspiros frente al frío eterno de la soledad que ella misma crea. La muerte no puede ser el sentido de la vida, aunque sí es aquella quien le dota de sabor, fuego y pasión. La muerte le da valor a la vida, tan solo cuando se piensa en la fría muerte se valora el febril suspiro de la vida, solo en dúo se aprecia la importancia y valor de una y otra, solo frente a frente puede relucir lo esencial de cada una para la existencia humana.