Confesión de amor.

Confesión de amor.

Pocas veces las letras que acuden a ti en los albores del amanecer pueden regocijarte y hacerte latir tan profundamente como el más vívido de tus suspiros como estas majestuosas letras, en cuya dueña no me canso de humedecer mis labios!



    “Lo que me enamora es tu inteligencia, me seduce que tu mente sea inquieta, que quieras ir siempre un paso más allá de lo previsible y esperado, que te desate la curiosidad y cuestiones al mundo entero, no dando nada por sentado qué late bajo mi escote!

    Me hace arder que tus ideas hagan que olvide mi recato decoroso de una dama, que tus palabras me desnuden, que atravieses mi vida entera con una conversación. Me fascina que me instales en tu mente y desde allí, hagas conmigo lo que quieras…

    Me vuelve loca: Que me descubras, a través de una palabra. Que no tengas miedo a que te desafíe el mundo. Que sea un reto para ti, mirarme de frente a los ojos, y no te resistas ante lo que tus dedos sugieren. Que me explores, que te explores…

    Que al perder la ropa nuestros sueños sean libres de pronunciar los suspiros que nuestro latir anhela y nos encontremos en un lugar desconocido hablando el mismo idioma.

    Me hace feliz saber que seas temperamental, creativo, y te lances hacia aquello en lo que crees.

    Me enamora que escuches a tus demonios y los hagas bailar con los míos. Que sólo tú conozcas la canción de mi corazón.
    Me encanta sentir que sabes lo que quieres. Que hay cosas que ignoras y lo reconoces. Que hay tanto que aún deseas descubrir, que necesitarías tres vidas a mi lado, para hacerme cómplice de todo ello. Que te gusta el viaje incesante conmigo, aunque no movamos un centímetro nuestros pies del suelo. Que en tu vuelo, mi compañía añada amor y aventura. Me enamora que sepas que lo que quieres, soy yo.

    Y vengas  por mí. Sin máscara ni estrategia. Desafiante y auténtico, real, sin plan de respaldo, tal como eres.

    Motita”

Comentarios

Entradas populares de este blog

De fuego reprimido

De nuevo al fango pero al menos no olvido tu nombre.

Rúben (cuento), Luis Britto