Los caídos
(En conducción) En un mundo muy lejano donde la sociedad esconde la escoria de la cual se humilla existe un lugar entre hierros y concreto que se desmorona como la esperanza de vida de quienes han perdido una oportunidad de ser felices. De cuando en vez la sociedad les brinda su mirada para horrorizarse con la miseria en sus miradas, de pieles tatuadas y pálidas, con sus miradas hajadas y llenas de incertidumbre, sin posiciones ni certezas, mendigando quehaceres en medio de un infernal ambiente de desquicios e hipérboles disímiles. Allí, la luz del sol tiene un sabor ácido, del cielo lleno de telas y sinsabores solo llueven rocas y maldiciones, aquí parece que el edén solo existe en al pasado lleno de lamentos e injuriosos recuerdos del bienestar perdido. Laberintos eternos de rostros huraños y desgastados por el olvido que somos, conducen cómo metal los eléctrizantes maleficios fraguados con la bendición de la situación que parecen un eterno "conspire" entre la