De fuego reprimido

Pocas personas comprenden mi sentir, ni siquiera yo logro entender cómo ante la cadencia de tu sonrisa mi sangre arde en pasión.
sin igual sensualidad, su nombre es sinónimo de pasión.
Quien reduce a la lógica mi pasión por tu piel no comprenderá la desviación del estándar numérico de las proporciones de tu cuerpo ni la asimetría de aquellos hemisferios que detallo a cada paso con el que deleitas mis fantasías.
la belleza de tu ser y la sensualidad de tus movimientos ante mi mirada es inteligible a mis labios, es inalienable a mi latir.
No puede haber explicación lógica ni razón para seguir tu aroma como sabueso, menos aún, sigo tus pasos como si me guiara el mismísimo flautista que hipnotiza y libra de mi mente cualquier rastro de razón.
No existe quien niegue lo contraproducente de la pasión que profeso por tu cuerpo y la devoción por tu placer, tampoco quien no muerda sus labios al escuchar tus suspiros de recuerdos de noches fogosas en donde tu cuerpo literalizaba el emanar pasión y la fuente de mi placer, no existe un solo ser que juegue cuanta pasión se desborda tras perder la ropa y la cordura tras cruzar nuestras miradas, no hay segundo que no anhele repetir los únicos momentos en los que he sentido en pleno la vibración de tu latir en tus tiritantes piernas que se aferran a mi como yo a tu tiempo.
cuando no hay razón es por amor.
No hay ni asomo de verdad cuando me prometo no volverte a tomar aunque tampoco hay forma de poderlo hacer, gracias a tu adiós.

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