Ahora, a ti.

Ahora, a ti.

    Bien debo confesar un par de ocultos versos que labrados con la paciencia de la corriente constante de mis furtivos suspiros a tu piel han rebozado mares de pasiones y han dado forma a la roca entre caderas y laderas falda abajo cuesta arriba.

    Ocultos de la razón y el temor de no vivir, deambulando bajo mundos, se esconden nuestros cuerpos en un solo eco sórdido que se conjuga con la corriente del río que las rodillas suelen acoger. Libres del peso de ansias inculmes, los amaneceres apenas si cubren de rayos nuestros entrelazados cuerpos y apenas entre ellos logro verte es mi noche la más esplendorosa en estos tres años de los que puedo llamarme vivo.


    Tu sonrisa se ha tornado casi como maná que aun no merezco, tal gesto de tu felicidad es mas que mi fortaleza y aquí confieso en primer lugar mi adicción a tu sonrisa, mi devoción al acto proyector de tu complacencia, el confirmante de que tuvo sentido mi sacrificio, la prueba de que mi existencia fue positiva en este caos de improvisaciones que llamamos vida. Sonrisa que colmata mi ausencias, llena de seguridad y baña en justa gloria mis segundos. Sonrisa que dilata los segundos y trasciende en luz aquellas oscuras noches frías que tuve antes de conocerte. Sonrisa capaz de darme razón y quitarme penas, darme fortaleza y robarme infinitos suspiros. Sonrisa, la más bella que antes contemplé, la única que anhelo sostener…

    Pocas veces puede uno encontrar la verdad en su latir, sinceridad en sus letras y valor para decir todo cuanto siente puramente cierto, al menos creía yo había sido pleno pero debo confesar que tantos suspiros he desperdiciado antes que parece imposible tener más y tan profundos para ti, debo confesar con toda sinceridad que si antes de decírtelo, dije te amo, mentí, no conocia amor, no sabía en verdad qué era amor, no tenía ni idea qué magnitud tiene el amor. En réplica a ello se que pueden cuestionar el porqué le llamo asi ahora que es por ti mi sentir y la respuesta es más que simplemente evidente: nada que no pueda medirse o cuantificarse es digno de existir, y a tu lado he encontrado la unidad cuantificadora del amor, el sacrificio por el otro. Tanto he visto de ello en ti y tanto he sacrificado por nuestro amor que inconfundiblemente lo es, con tanta veracidad que no parece caber recuerdos grises sino para reconocer la fortaleza del mismo. Entrelazados sacrificios mutuos argumentan un amor idílico y shakesperiano que reconozco a manera de confesión que nunca antes había amado a nadie como lo hago desde aquella noche de noviembre en la que estrellas y sonrisas le dieron sentido a mi existir a tal manera de que solo desde aquella me considero vivo. Amarte asi, tanto que parece desconocer mis límites mi latir, así que pierde el sentido cualquier dolor que antes se haya causado, así como para que no cubra lágrima que no sea de felicidad mis mejillas, tanto que Neruda apenas si podría leer mis latidos en susurro al suspiro por tu piel y tan solo envidiarlo.

    Ahora que soy confeso a ti, ahora que mis labios no conocen duda en un beso, ahora que mis latidos firmes en tu suspiro y el mio en tu piel es cuando no temo pues de tu mano ni oscuridad ni incertidumbre amedrenta mi ser, porque en cada sombra somos fuego y en cada duda somos fortaleza.

    Ahora que conoces mis letras, lee la poesía, siente la pasión, suspira con sus anhelos, vibra con su latir, ríe entre lágrimas pero no te angusties con la realidad!

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