El octavo giro: ¡yo como pinocho!


El octavo giro. 

Tal vez, esa historia coercitiva psicológica infantil no sea del todo falsa como lo son mis besos, quizás lo sea ficticia como lo son mis miedos, de pronto no sea más que un certero trazo de lo que alguien banal, carnal e incisivo involescente entre fraccionado y polifacetizado a voluntad ajena, es…
Pero quiero que, si por azar existencial parezca, se cumpla a cabalidad, ahora bien, ¿dónde está el hada? ¿Dónde están los privilegios o favores de decir esa estúpida verdad?
Quizás convenga hacerse ahora la pregunta ¿qué es verdad, cierto o real? Vagamente digo, y puedo decirlo, que ninguna es inherente a mi y no recuerdo, aunque no es mi virtud hacerlo, un solo momento que posea trazas de ellas, ¡en mi, todo es mundano!
Propuse alguna vez, "verdad es todo aquello que se cree" y hoy no estoy seguro de ello. ¿Es verdad lo que sentimos? ¡No lo se! ¿Recuerdan el tan conocido cliché "te amaré toda mi vida y más allá de ella"? Si es verdad o si fuese así, aún me amaría como tanto lo dijo. No digo que no lo sintió, pero, ¿fue cierto? Si la verdad es algo que ocurrió ¿quien dice que lo que creemos que ocurrió en verdad fue así? ¿Quién puede juzgar la veracidad de los hechos? ¿Quién me asegura que lo que he vivido es cierto? ¿Y lo que he creído cierto lo es? Conocer algo no es certeza, de hecho ¡no se nada!
Entonces, ¿qué es saber? Saber vivir lo que siento de verdad es algo que literalmente no conozco, es algo incierto y simplemente no me nace, no me mueve, no me hace, no me ha tocado, no lo he ganado.
¿Dónde está esa hada que me convertirá en humano y poder sentir como los otros? ¿Dónde? ¿Quién? ¿Quién me cambiará este cuerpo de madera por uno en donde eso que llaman sentimientos fluyan por donde otros llaman venas?
Cuando más certeza tengo de algo, más me demuestra eso que otros llaman vida que estaba completamente equivocado, cuanto más amo más ahuyento a ese ser desgraciado, y lo es porque yo no quisiera tener mi amor con tanto hedor que emana desde mis ser desde eso que llaman corazón, y no lo entiendo: si no lo siento, ¿será que no tengo? Si no te sirve de nada, ¿por qué lo conservo? 


Comentarios

Entradas populares de este blog

De fuego reprimido

De nuevo al fango pero al menos no olvido tu nombre.

¿Para qué olvidarme si existe el perdón?¿Para qué perdonarme si existe el olvido?