De la rutina de variar.


La rutina es una triste manera de morir, de ceder aquellos amores a las frías fauces del rincón de lo que pudo ser.
Nada más tenue que el adiós melancólico que un cuerpo unmotivated destinado a su muerte le deja a quien tanto amó. Nada menos ilógico que luchar una batalla en donde ya cada parte se ha hastiado de tomar la parte que le interesó y partió en furtiva marcha a praderas con más dulces néctares. Poco más que tristes letras quedan en los dedos que antes goteaban tus fantasías. Mucho más que inertes son ahora aquellos sueños que tu nombre inspiró.
Es apenas natural que de tanta maravilla no quede más que pálidos recuerdos, que de tanta pasión ya lo cenizas queden en las sábanas… ahora como queda responderse una pregunta:
¿cómo darle adiós a la vidas misma, pasional y etérea que fue la cúspide de la existencia misma de las pasiones inherentes a su felicidad?

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