Audiencia ante la Princesa: Preámbulo.

Aquella mañana de frío y sombra me dirigía bajo orden de mis pasiones a la corte donde la doncella de mis suspiros solitarios, pasionales, la cónicos y furtivos.
Ante la corte doblo las rodillas y a su majestades con vos ardientemente y valerosa exclamo:

-Grandiosa mañana en la que el viento juega con tu majestuoso cabello, deciros con tu belleza una mañana de sol con el brillo de esos ojos radiantes...
Disculpa mis palabras, pues sólo obedecen a las pasiones que Revuelves tras el suspiro que sigue al mirarte..
Una grandiosa mañana para ti, para mi ¡ya lo es! ¡después de verte!

Con aquella sutileza que caracteriza la delicada cadencia de virtudes y pasiones juveniles, aquella princesa se dirige a mi fortuna en mi sentido:

-¡Hermosas palabras!  

No se puede esperar menos de alguien que se toma el trabajo de conseguir mi domicilio sin mi consentimiento. 
¡Y obvio se le agradece por deleitar mi ego!


Tembloroso aún por la sorpresa de su reacción mi corazón recita en toda su satisfacción:

-A tus pies entonces mis letras y mis buenas intenciones...
Yo refreno mis demonios que claman por el dulce aroma de tu cabello y el mágico brillo de tu mirar..
Disculpa a quien acercó mis suspiros a vuestra presencia, fue mi insistencia de hacerte llegar mis letras, que al menos ellas alcancen el ser que me fascina, ya que sólo espectador ha de ser quien las escribe...
En mi, el esclavo de tu ego...
Si conocieras el lugar que ocupas estarías llena de razones para hacerte lo más importante en la faz de la tierra…
A tus pies..
¡Aquí estaré!
Para ver aquella sonrisa en tu cara al leer..
¡Es lo más cercano al cielo que he estado!

Ya sonroja la princesa me corta en mi afán de agradarle:

-¡Vaya! cuantiosa majestuosidad en la que me tienes, no pensé ser una doncella para quien apenas alcanzó observar mi desdén por primera vez. 

Y en respuesta tras perder las cadenas de que contenían mis fantasías replico:

-Hace tiempo había querido dirigir mis letras y que ellas revelen cada noche y cada suspiro que cada noche lanzo a la luna que baña tu piel... Susurro al viento mi envidia por no poder como él, jugar con tu cabello mientras sonríes a las estrellas...
Contarte aquellas historias que mis fantasías crean con tus labios…
Que cada noche se hacen realidad en mis sueños!

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