Las lágrimas que sostiene poseidón

No contiene el azul profundo del mar de Poseidón las lágrimas de mi arrepentimiento otorgadas a la inercia de su caída libre directo a mis rodillas soportadas en la fría roca que se ha vuelto mi corazón. 
Como pocas noches es esta una de estrellas desde que vi por última vez en tu agitado balbucear de mi pasión dentro de ti. Son mis manos vacías por tu ausencia como alas batiéndose en el vacío de tu distancia, aquella voz que repite tu nombre en mis recuerdos no cesa de aniquilar cada respiro con tintes de colores mucho antes de nacer.
en este pálido remedo de persona en la que me he convertido tras haberte perdido de la manera más cruenta y despiadada las rosas aún se suicidan con sus propias espinas al no lograr tomar el rojo intenso de tus labios seductores cuando adornando tu brillo en aquella mirada un Te extraño tanto me alentaban con susurros en mi cuello, parece la luna constante en su cambio continuo, parece el sol a que el reflejo del desierto en mi piel cubierto por aquellas nubes que solías disipar con alguna oscura intención de tomarme un anhelo inconcluso,parecen Muerte en vida que he sabido llevar desde aquel día en el que la primavera me dijo adiós. Solos mis recuerdos, en el chequeo de aquellos sueños empezaron a consumirse en su olvido, en el que tu piel ha dejado de pertenecerme contemplo, más que culpa es desechar aquella felicidad que creí tener, no contemplo más regocijo que recriminarme por no poderte alcanzar en tu carrera de vivir, ¡baco me ha dotado de tantos elipsir que llevan tu nombre!
Vacías han quedado aquellas copas que han escuchado mi lamento con cada una de tus ocho letras, el tiempo se encarga de aniquilar una a una aquellas estrellas que logré disfrutar en tus ojos y son ellas ausentes Hoy. En mi noche, Anhelo albergar de nuevo mi ser en tu interior, busco en alguna limosna traer tu presencia a esta herida piel.
Parece que la vida ha sido más benevolente con tu piel que con la mía. Mis dedos ya no articulan otro movimiento que el recuerdo tus entrañas y aquellos sueños pueriles, algunos neonatos y otros ancianos, resecos por el cruzar de aquellos lunes. Los segundos son el testigo de este lamento nocturno que nunca llegará tus oídos y que no conviene hacerlos públicos.
Soy ahora tercero en la carrera por alcanzarte… soy ahora aque desangrado angel que en sus alas lleva nada más que el color de su alma, ¡he de ser el demonio que en sus tridentes letras lleve la hiel de su felicidad perdida! 


Comentarios

Entradas populares de este blog

De fuego reprimido

De nuevo al fango pero al menos no olvido tu nombre.

¿Para qué olvidarme si existe el perdón?¿Para qué perdonarme si existe el olvido?