Lo atractivo no dicho.

Lo atractivo no dicho.

La belleza es subjetiva, el artista sólo exagera en lo que le es llamativo, en lo que cautiva su atención con la sutileza del encanto inteligible.
Algo que víctor Frankenstein descubrió fue que usar excelentes piezas no hace de su monstruo poder hacerse a la vida, cuenta más la gracia de su dinámica e intención, oscura intención, con la que se desempeñen.

No importa que las fascinantes y curvilíneas formas de algunas  inmensas fascinaciones sean perfectas, o si las firmes y ágiles extremidades de otras sean vigorosamente atractivas, una mente perversa más que un pedazo de cuerpo, busca otra mente que concuerde en respuesta, que disfrute de manera similar.

De poderlo decir diría que es mi anhelo no equivocar el imaginario supuesto de mi intuición, que tras la puerta cerrada de tu zona de confort y cuando estás plenamente libre has hecho de tus medidas una inagotable fuente de placer y no sólo carnal sino de exploración mórbida de algunas inquietudes pueriles. Si tu espejo hablara serían tus dedos confirmados como mis ídolos, sin embargo no refiero comentario directo a ti, tan solo mis suspiros errantes que abundan por el empedrado cerca a tu reposo, o desde lo alto del frío cerro donde mucho he profanado tu nombre con mis espesas pasiones.
Las letras que esperas que yo escriba son las mismas que tus pasiones recitan frente a tu espejo cuando muerdes tus labios y tus  dedos exploran el atlas inmáculo que pierde gota a gota el líquido que envidio y anhelo probar por haberte bañado.
Mis letras dicen más de lo que lees pero no hacen más de lo que permites.
Tristemente, Si el escritor da las letras justas, el lector suspirará, estará satisfecho, sentirá su corazón latir como nunca pero al cerrar el libro, se olvidará del escritor.

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