Entonces: que hacer si el siguiente es tu paso.

Entonces.

    En algún momento no supo más que hacer, sostuvo su cráneo con sus manos y luego de suspirar la epifanía le invadió cuando le escucho decir: - ¿entonces? -

    No importó que el mundo se cayera a pedazos ni la forma cruel con que mueren los sueños cuando se renuncia a ellos, no importaron los recuerdos agudos que casi le matan, no importó si quiera la soledad de su compañía, tan solo pudo recordar aquella noche en donde comenzó a vivir, tan solo quizo aferrarse a la sonrisa con que plácido contemplo el brillo de la luna reflejarse entre sus pieles agitadas.

    Entonces, y sólo entonces las circunstancias de su existencia tuvieron sentido, porque ahora pudo entender con asombro lo que la vida le trató de explicar con sufrimiento, vio claras las tinieblas a las que fue arrojado creyendo despojo pero sin duda fueron los mantos que retiran el límite de la moral, vio la discreción cómo le recompensaba al contemplar tantos espectros que de ser públicos nadie les habría entendido.

    Ahora cada estrella que vio brillar en sus ojos son razones para acelerar el ritmo de sus suspiros propios, ahora cada segundo sin palabras son eternos poemas.

    Miró su reflejo en su mirada y con fuego en sus letras dibujó en el aire con la dulzura de su pasión lo que solo la luna y el eco del bosque habían escuchado: - entonces una vez más me has demostrado que es a tu lado donde debo estar, porque cuando he caído, es tu mano la que evita mi suelo, cuando me he perdido, eres tu quien me ha encontrado, cuando desfallezco es tu beso quien devuelve mi aliento y cuando desespero es tu sonrisa la que me devuelve la calma.

    Estar cuerdo es tortuoso y a tu lado imposible, estar sin ti mi mayor temor y contigo mi anhelo desde aquel noviembre.
Entonces, supo que todas aquellas lágrimas lavaron sus tristezas, las que no le dejaban ver la belleza de los colores, las que huyeron cuando dio su último primer beso...

    Entonces los segundos se hicieron primero para inundar el impuro mundo seco y pálido que atesoraba  y asombrado en el ritmo de su corazón supo entonces que antes había llamado de manera equivocada su sentir.

    Tomó su mano y llamó a ese momento entonces:  ¡Felicidad!

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