Tras mis pupilas entre mis dedos: Nuestro encuentro.

Tras mis pupilas entre mis dedos: nuestro encuentro.

Aquellas oscuras intenciones que se ocultan bajo tu ropa, aquellas Intenciones que guardas envueltas en tu aroma, las que pasan por tu mente, son delirio en mi fantasía, y como tú mirada, son enigmáticas y como mis noches en tu ausencia anhelando tu piel no son claras…
Como el brillo de una flor, son tus intenciones destellos que se revelan en tu piel, Muchas hacen de ella el modelo perfecto para mis fotografías, Otras, hacen de tu pecho la flor que busco en mis ansias de néctar, Algunas más no dejan de enredar mis deseos a tu nombre como tu cabello lo hace en ellas, en mis dedos!
Un encuentro, Cuántas veces no los he fantaseado mientras en mis dedos se escurre tu nombre, Creo que tantos que hasta me puedo imaginar el contorno de tu pecho y el difuso gotear vacilante que trasciende en odisea hasta tus rodillas.
En muchos sueños veo caer tus prendas lentamente frente a mi y disfrutar de tu mórbida mirada de fascinación por la mía, sueños placenteros para ti supongo, basándome en la mirada con la que lees estas letras, Más que eso supongo, ahora que mis letras Decoran tu pecho y mis paredes con la tinta con la que busco escribir en tu ardiente pergamino.
Es frecuente tu nombre en mi mente, mi brazo repite una a una tus letras, Casi tanto como mí latir.
Es curioso, Recuerdas la pregunta:

-¿qué pasaría si el sol se enamora de la luna? 





Habrá de buscar reflejarse en su sonrisa, triste sol perenne que invade furtivo la noche acercando sin querer el alba. Habré yo sol de buscar ocultar toda atención de la que creo para ser una de aquellas estrellas que en la noche comparte un rincón entre las colinas y sobre el río que abraza tus aposentos con su marcha lenta de olvidos.
Así mismo mi espesa y pálida Devoción a tu pecho es casi tan regular como la luna misma:

-Cada semana dedico a tu piel el agitar de mi diestro y el suspiro de mi latir.





A Veces he llegado a ofrendarte varias explosiones de pasión en la noche fría y solitaria anhelando que tu desnudez cruce las cortinas que me resguardan, Anhelando que desnuda a mí llegues sin palabras en los labios, nada más en ellos que mi pasión vigorosa, nada más en los míos mas que tu latiente pecho.
Se que leer mis desesperadas por ti letras te es deshonrar tus votos, la culpa opacaría el brillo de tus ojos, aquel brillo que guía mis anhelos, la culpa de hacer lo que te manda tu corazón y no tus dueños, la culpa de ahora propiciar tu pecado es mía desde que decidí ignorar tu temeraria irreverencia cuando me creí feliz, culpa que ahora lloro.
Cuidaré de aquel brillo, no será tu compromiso barrera para anhelarte en la distancia, tu acuerdo previo no nublará el latir de tus intenciones ni hará las mías menos atrevidas ya que Tendré siempre a mi mano un pañuelo de seda para vendar tus ojos, Así la culpa no te hallará en nuestro encuentro.

Comentarios

Entradas populares de este blog

De fuego reprimido

De nuevo al fango pero al menos no olvido tu nombre.

Rúben (cuento), Luis Britto