Cartas de amor: 8 Recibo tu retrato, y en él tu espejo me narra cuanto mi piel anhelas.


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Recibo tu retrato, y en él tu espejo me narra cuanto mi piel anhelas.

Mi pluma se agita ahora en tu respuesta, tras agónicos meses de ausencia tu piel rehúsa de su manto y recrea para el espejo que tu retrato me acerca tantas fascinación es que en mi brazo antes sólo eran fantasías.

Aquel marco en madera que delimita la reflejante ventana a tus pasiones brilla tanto como en mis sueños cuando sin la prisión de la ropa hacemos de nuestros cuerpos una fuente de pasión reflejada en tu espejo. Envolvente cuerpo para mis besos desde la distancia de los días ya años tan solo puedo recordar con suspiros nostálgicos y lamentaciones que lavan mis mejillas, cada colina infranqueable de tu cuerpo hacía una batalla entre los míos labios y aquellas gotas que el afán de tu sudor y la lujuria que se escapaba entre tus piernas, cada tibio rincón del manto inocente de tu edad ha sido ya teñido en licor y noche sin poder ser yo quien les habite.

Cada inicio de noche mis plegarias a tus pasiones se elevan buscando acercar la media media noche mía a tu regazo, sin mediar reparo,sin cuidar orgullo me postro cerca a tu ventana a la espera de tu salida, aguardando se escape algún rayo de luz que revele como para mi encuadras tu espejo bajo tu pícara intención de develar el dote que tanto he anhelado: la libertad de tu piel bañada en Pasión.

Hoy es una noche afortunada, recibo aquella huella gráfica de tu pasión, me prueba tu retrato que aún vive en tu piel el fuego con el que ardí aquellas noches en el viaje de tus escalas a tu cuarto, aun se cubre el piso de tu cuarto con tu ropa enredada del afán de perderla, aun tus botones son esquivos a su lugar cuando recuerdas mi presencia.
Disfruto de las historias que tu espejo me narra con el ritmo de mi brazo, revela rincones donde sobre fuerte yunque se labran tus gemidos y bastos lugares donde sin jinetes desbocan los corceles que llevan tu brío arrastrando tu pudor, cimas coronadas por ardiente polares, fosas abisales donde fluyen más que lava, más que fuego, tu plano espejo se curva para contener aquella figura que guitarra anhela portar y es ese espejo plata que oro brilla con el caramelo de tu piel …




Dunas y aire se encuentran en tus labios rojos y otros , juegan agitados tus dedos para mi en tu retrato, muestran más afán que los míos cuando te hallaron y hasta me parece escuchar el desahogo de tu ser al unísono de cada obturación.

Estas letras en tinta corrida proclaman la inmensa felicidad de saber que en tu piel también arde mi recuerdo, que tu piel disfruta cuando es la ropa la que huye en nuestro encuentro…




Esta misiva tan solo intenta hacer llegar a ti mi satisfacción del incesante gotear en mis dedos que producen aquellas fotografías que para mi has tomado.


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