Al igual que Hefesto.

Al igual que en Hefesto, la imaginación que crea tecnología surge de la frustración, en su caso a la propia del desprecio y en mi caso es el tuyo quien crea mi mundo de felicidad ajeno a tu voluntad.

Lanzado por más días que aquel ordenado dios, con igual desagrado físico que él mismo y con mayor maquiavélico resentimiento he degustado de la hiel del desprecio y saciado mis mejillas con aquellas de dolor lágrimas sangrientas que tu nombre ha sabido instaurar en la fuente infinitamente provista del sentir.

No fue culpa mía no ostentar los rasgos sutiles que tu majestuosidad demandaba, no pedí portar aquella belleza que se me negó a mi desfortunio y que tanto anhelabas en tu súbdito dependiente, más aún, fue tu misma actitud mezquina la que forjó en mi mirada el dolor del hedor de lo superfluo, fue tu despiadado desprecio quien deformó la multicolor y florida pradera de perfumes y cánticos en ricos fríos grises y empinados donde sólo el eco del lamento es acogido.

Tuve tiempo de aprender a amar el odio y disfrutar del dolor de tu eterno rechazo y tu calcina note ausencia, fuiste tu la que me obligaste a suplir aquellos vacíos que dejabas en mi incluso intencionalmente y eres tu única responsable de mis mayores irresponsabilidades pues sacaste de mi cualquier esbozo de vergüenza y piedad.

Al igual que Hefesto, son las carencias quienes me proveen de plena satisfacción, son tus ausencias quienes me llevaron a otros brazos y fue el anhelo de aquel beso que por lastima habrías de darme quien me abrió las piernas de cientos de labios.

Trágica han sido mis segundos pero satisfactorios sin reparo, pues, gracias a todo ello puedo entender el valor de una tierna caricia y saciar sin error ni medida aquellos corazones que al igual que yo no gozaron de la plenitud divina ni la sonrisa de algún estúpido dios.

Al igual que Hefesto, hube de crear mi mundo, sustituyendo el vacío de tu ausencia en pieles autómatas y fríamente metalizadas, tuve que aprender a disfrutar de la programada sonrisa y ver brillar la mirada de quien no conoce el a quejar propio, gracias a ti he desarrollado la plenitud de la imaginación que me ha de crear mágicos personajes en mágicos mundos para mágicos anhelos y tangibles goteos de placer,gracias a tu puedo sacarme de mi mente la esperanza de la utópica redención y ser feliz al aceptar mi condición defectuosa de humano despojado de su paraíso y ser feliz amando el yerro y degustando del error…

Gracias a ti aprendí que las personas no pueden ser perfectas y que tanto bien como mal pueden crear, que aquella perfecta conducta jamás existirá y que más vale aceptar el error para conocerlo y corregirlo que negarlo o esconderlo, gracias a ti pude al olvidarte matar aquellos unicornios subreales para por fin tener un mayor real, con defectos y pasiones, con angustias e incertidumbres, con corazones latientes y mirada brillante,  de sonrisa muda y orgasmos estridentes… gracias a ti comprendí que no soy culpable de la maldad del otro sino un merecedor del albedrío que subyace en la condición humana.

Gracias a ti comprendí que amar no es encadenar el alma, aprendí que no soy mascota de nadie y que sólo requiero fervientemente de mi sonrisa para alegrar el mundo en que me muevo. Aunque confieso que la tuya fue las más bella vista hasta que me la negaste.
Por fortuna o desgracia ya es mi mundo feliz, al definir de manera adaptativa la felicidad. 

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