¡Nueve meses en el regazo del paraíso!

Pocas fechas estremecen cada rincón del eco de mi felicidad como aquella que marca nueve de los meses más plenos en mi existir, nueve meses de eterna felicidad, nueve cortos meses que vuelan desde aquella noche en que tus labios me mostraron la verdadera pasión que toda una vida carecí. El calendario se disuelve entre suspiros que acuden a tus sombras, a tus rincones… a tu aroma.
Asigno a cada estrella un suspiro, de aquellos que acostumbras producir en mí con aquella sonrisa inocente y aquel brillo en la mirada que cautiva y doblega mi ser, sin embargo son tan pocas las estrellas para ello que he de posarlos en tu piel, ardiendo cada uno da cuentas mi pasión, se escabullen bajo tu ropa como aquellos exploradores del cielo, anhelante y fascinados con cada forma indómita de tu ser.
No hay en el universo entero podría encontrar metáfora que ayuda a tu belleza, a la magia de tu sonrisa, a la cautivante mirada y mucho menos habrá estrella con más fuego que tu propia pasión, de la que me contagio, a la que añoro, a la que sin miedo alguno sucumben mis ansias… a la que doblego mi orgullo.
Has germinado de mis lágrimas la emoción de escribirte quizás en medio de la tenue noche y tras las sombras de lo incógnito, alguna lágrima ha brotado en mi a tu nombre, pero con aquella intención de demostrar que es tan fuerte el amor que te tengo que ni la moral cohíba mi sentir a tu ser…
Esta noche mis lágrimas son de felicidad aunque hace años de tristeza, esta última que espantas con tus palabras serenas y la libertad de tus actos, aquella primera de la que has nutrido estos nueve meses de pasión inmesurable, de comprensión y libertad, de seguridad y plena confianza.
Hoy, mi latir me ahoga en vibración indómita tras el pecho donde tantas noches reposas, donde sientes un ritmo creciente con los días. Haces que aumente mi palpitar con tan sólo un saludo, con tan sólo una palabra, hacer que mi mundo se torne de color con tan sólo aquel susurro que como amantes hemos creado.
Siento como nunca antes la necesidad de escribirte lo que siento, plasmar en letras la felicidad que me has dado sin reproche, comprendiendo mis motivaciones y son negarme jamás nunca un suspiro de pasión con nuestros nombres envueltos en la magia que la luna como testigo nos sirve en derrochar. Son nueve meses, aquellos de los que más placer recuerdo en mi vida, más satisfacción en mi mente y más alegrías en mi mirada. Soy gracias a ti, existe bajo el único precepto de ofrecerte aquella vida que me has otorgado con tu amor. Siento cada uno de tu latido, cada mirada… cada pasión. Siento aun así que nada de mí ha de servir por sí solo si no tiene como objeto tu felicidad.
Me has enseñado que solo dos cosas son determinantes para luchar contra el mundo por un amor : el amor propio y la satisfacción de no desaprovechar los segundos.
La vida se compone de suspiros, y de ellos me llenas, quizás también de aquellas travesuras que algunos demonios que andan sueltos nos preparan. Mi vida, se compone de anhelos, pasiones y locuras : anhelos de verte siempre feliz, plena y saciada, pasiones que obedecen a tu nombre y locuras… quizás algunos puedan dar fe de que han sido más normales estas entre nuestras pieles que la misma cordura tediosa de la moral.
Se que alguna vez dije creerme enamorado, así misma tu, pero no es pasado si no futuro lo que nos une y por ello no importa cuanto creí haber amado, siento y estoy plenamente convencido de que así como te amo, jamás lo he hecho y que por ello hincado a la luna que cobija nuestro encuentro, sobre mis labios aun tu sabor y en mis dedos tu aroma,  juro por aquellos seres más valiosos en mi vida que jamás he amado tanto como a ti y que ninguna mujer había podido comprenderme y darme tanta felicidad como tu…
No tengo manera de resumir mis motivos para amarte, aunque toda mi vida se resuma en la felicidad que me has dado en estos nueve meses…  te amo! 

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