El Auto amor, no es un acto individual.

Consentirse no es un acto egoísta como muchas religiones han satanizado, de hecho es un compartir, ya que en tal acto, que no siempre se hace a solas, cohexisten el ser auto satisfaciéndose, el fuego que le acoge y el recuerdo presente del objeto del placer: el anhelo y recuerdo de su ser deseado! Siendo éste,  ¡Quizás el más importante!
Este recuerdo bien puede avivar con su atestiguar virtual... Quizás sea entonces la óptica de tal placer algunas letras como estas.... 

Leve y sutil susurro al tacto de tu pupila que desata la chispa en el indómito sentir de tu piel.
Tu cuerpo ha contenido represión por tanto tiempo que desata apocalípsis moral en tu razón, sientes la flama en aquellos dígitos qué digital fotografías destinadas a mi anhelo. Camino de tu seno toman cuando abres el chat de nuestros encuentros, liberando las aureolas agudas qué revelan tus intensiones para con mis palabras.
Tu ropas desaparecen a lado y lado de la cama mientras reposas sobre el colchón que ya ha atestiguado nuestras huellas y que ahora es el altar de tus rituales digitales a nuestro nombre… mi recuerdo.
Tus dedos húmedos dejan la huella en el teclado de tus palabras, tus labios presas de tus dientes extravían aquellas gotas de saliva qué impulsadas por tu suspiro acuden a la almohada que ahora el grito íntimo de tu placer. 






Tus tres dedos transmiten este latir que verte en mi recuerdo me acude, ritmo y lluvia, fuego y placer que vibra a cada danzar de tu mano en mi deseo. Le Agitas cual diestra marea en la playa anhelada de tus piernas, de la fuente de deseo que reverbe en la explosión de cada instinto de tu lívido.
Ya tus sábanas no abarcan más que la humedad con la que le bendices…
Ya tu fuego explota en aquel placer orgásmico y me lo haces saber con cada video que recibo de tu adoración a nuestro placer. Regocijo me invade de estar en ellos.

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