Cuando no ha de haber...

Y entonces al morir mi cuerpo será tratado como tal, despojo orgánico qué por fin se vence a la descompresión. Será llevado sin más queja de algún sollozo que reconoció en vida la pena que algún ser pueda soportar. No recibirá más honores qué el de ser olvidado por el viento y los tibios suspiros :¡qué no lave la muerte el mal nombre qué quise darme! Que no sea un evento donde la hipocresía reine y el olvido de aquellos segundos en los que me he sentido vivo manche en algún acto con virtud mi despojo.
Qué se conduzca sin cortejo y menor con rituales inútiles qué solo menguan la impotencia de la condición humana. Ha de ser la simpleza putrefacto del hedor humano el último reporte a tantos dioses que supieron arrancar de mis brazos tantos y miles seres amados. Un reproche silencioso que solo los que saben sufrir han de valorar.
La muerte, no es más que aquella asintomática vertical en el eje del tiempo, aquella que no disfrutaré por haberme desconocido antes de hablarle, aquel razonamiento de mi complejo al cerebro que nunca contemplaré por haber muerto. Ya no habrá espacio ni tiempo, tan sólo el dolor de haber padecido la privación de sus sueños. Solo estarán en mis reflejos los recuerdos de aquellos seres que quise deslumbrar mostrándoles la felicidad que sus supuestos dioses se jactarse de negar.

Aquel niño que creció sin la ventaja de un mentor, aquel otro al que le tocó conformarse con ser su imagen paterna, aquella mujer que padeció el sufrimiento de ser creyente y aquella niña a la que se le impidió disfrutar de un amor sincero serán quizás los perdedores en la batalla que  en ningún momento luché de manera acertada.
Sería plácido que el fuego calciné las sobras orgánicas qué sustentaron mi razonamiento, sería grato que transcurriera el día sin el mayos desacierto de haber extraviado un lastre, qué las lágrimas se ausente de los que inmerecidamente padecen del apego a mis letras, y que desapercibida sea la fecha para quienes rían por aliviar su rencor.
Las nubes harán de sus primavera un Arcor iris y los cerdos llenarán de música su fango, la noche no tendrá quien le mire con el nombre de su amada entre suspiros y el sol no habrá de marcar el pecho latente de quien ya no lo hace.
Ya no habrán lenguas y dialectos de los cuales mis letras de nutran porque al fin ya no habrá como decirte a ustedes mis amados con cuanta pasión les sentí en mi pecho!

Letras difusas en acordes melancólicos, suspiros entrecortado por el asfixiante humo que acompaña mi llanto es lo único que ha de perdurar un poco más que mi recuerdo… 

De veras valió cada segundo de esta madrugada disfrutar de aquel filme que llaman vida ... En verdad parece idílico que hallas leído las líneas que me espíritu buscaba en páginas aformes.. Amarillas de humedad.. 
De verdad ¡gracias! 

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