Segunda dosis

Abrazando la fría noche, los cuerpos despojados de su par contamos uno a uno los segundos, despertar y sentir más fría su ausencia.. Doble dosis de licor y barbitúricos bajo el aroma ausente de su piel y el asfixiante humo que calcinado cada sueño que se resiste a morir a pesar de su condena... He muerto para mi y solo aquellas pastillas mantienen la respiración! 

Comentarios

Entradas populares de este blog

De fuego reprimido

De nuevo al fango pero al menos no olvido tu nombre.

Rúben (cuento), Luis Britto