Tres, Dos, Uno: Juntos

Tres, Dos, Uno: Juntos.


    Puede que no ajusten las cuentas de muchos pero no es de explicar el sentir cuando quien no entiende se cohibe per sé. 



    En ocasiones las más fascinantes experiencias deben ocultarse del escarnio público, pues sea por ignorancia, malas experiencias o temor, el común no acepta por norma  lo excéntrico, más cuando esto implica ver felices a otros. 


    Pocas personas logran el complemento en fragmentos etéreos, algunos aún insisten en la unicidad del todo. Sin embargo, ¿por qué cerrar un círculo cuando cuando la elipce nutre cada amanecer de ensueño entre rayitos de sol, piernas y sonrisas?


    Parecía que no había nada que entre dos no se hubiera imaginado, fantaseado y logrado hasta que llegó a nuestra vida aquella ingenua picardía en flor de placer. El contorno de sus formas daban fe de su brío y devoción al sentir, esa piel caramelo y aquella garganta que no se ahogaba en palabras no dichas me convencían que nunca antes había disfrutado tanto de un abrazo como el de sus piernas. 


    Uno se convence de estar vivo au que viva en medio de las fantasías de su cielo, uno degusta de labios que no manchan sus pasiones con mentiras, uno entrega su vida a hacer felices aquellas otras que confían su corazón como una joya vibrante y pueril. 


    Dos, más tímida, acoge aquellas fantasías como propias y las aviva y moldea con sus pasiones, participa con el afán de amante de la pasión que la sociedad acusa. Dos comprende que la pasión y la razón no se atan en alguien que conozca el amor y descubre lo que desconoce cada vez que vence sus miedos. 


    Uno, dos ¡y tres! Quizás así comience el manifiesto de quien se decida a intentarlo, quizás no sea más que un cuento pero es aquella pasión que redunda en mi latir la que cuenta con tres, dos, uno...


    Se cruzan las miradas, cada quien se muerde los labios y todos tres sienten la tibia caricia de veinte largas y decoradas uñas. Parece la ropa ceder con afán cuando mano derecha e izquierda ajenas entre sí revela el afán de cada mirada por degustar de lo que la ropa y la moral priva. Un beso compartido hace confundir los labios y la expresiva lengua encuentra un par más para envolver.


    Dorsos se trenzan y largos cabellos ocupan los lugares de quien hala las riendas y sin espacio entre el latir compartido y los espejos cegados de ráfagas de luz comienzan rodillas y mis dedos a soportar monzónicas revelaciones de deseo. 


    De momento, parezco herramienta útil, aunque tan solo guío el acople que entre sus parte y humedezco entre besos el roce de la compresión de sus cáliz. Férrea barrera alterno entre los labios ansiosos que rever eran gemires y balbucean satisfacción. Férrea alterno entre ambas cuando presionando sus rodillas me aferro al contorno que tanto disfruto a cada paso que brindan a mi deleite. Una sobre otra me inmiscuyo para cada si hasta que son incapaces de reconocer su propio sabor al paladar. Una sobre otra me sumerjo, sin importar si es seis o nueve donde me halle, en el placer compartido de labios distintamente funcionales. Bajo ambas y de la manera más satisfactoria, busco en pequeños vacíos, aire; Mientras rebozan alternadamente mi boca de su fuego condensado y su fascinación por sentir, lejos y ajenas a las estructuras morales. 



    Parece que sólo tres hacen arden el mundo, derogar aquellos que la sociedad instaura, la prisión del sentir, pero aún no se describe cuánto viven tres y ya cuatro toca a la puerta… 


    (en construcción) 

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