Cartas de amor : 2. Para la noche y el frío helado de tu ausencia, la oscuridad no abandona el seco y escuálido corazón.


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Para la noche y el frío helado de tu ausencia, la oscuridad no abandona el seco y escuálido corazón.

Sale de la nada y Roba la dirección de mi pupila, es un cazador al acecho, no hay forma de evadirse, es esa sombra de lo que pudo ser de tu mano, te imagino corriendo cuando intento caminar, te imagino sonriendo cada vez que mi suspiro me asalta. Tras las paredes que nunca sentiste en tu espalda llevada por mi peso se ocultan los ecos de tu nombre, aquellos que he liberado cuando tu aroma y recuerdo, a mis dioses hoy imploro como mendigo, a ser bendecido una vez más con tu presencia, con aquella semblanza tímida y contradictoria entre la razón y tu deseo…
Ver como los trazos de mi felicidad se diluyen en el lienzo de tu distancia, se escabullen mis latidos en busca del ritmo de los tuyos, del temblar de tus piernas cuando es mi nombre el que susurran al vestir.
Camino en la oscuridad si no merezco tu mirada, si no la alzas a la luna y le preguntas por mis errores, por el estado de cada uno de mis defectos y por la locura que desataste en mi con un simple susurro. Tropiezo con mi error cada vez que mi fría compañía me recuerda con la mirada que es la tuya la que hace arder en deseo mis días y borbotear en mis noches las espesas exclamaciones.
Ya crucé la mitad de la noche pero apenas comienza la agónica sentencia de saberte lejos, de saberte ajena, de no ser mía, de verte alguna vez deambular de la mano de un amor que no tenga mi nombre, de saber que esta distancia prueba nuestro amor y lo lleva al límite, de saber que es Mi amor cada vez más fuerte y que desde este lado del mundo yo sea solo quien ame…
El frío de la muerte en mis huesos me recuerda que el tiempo seca corazones, le convenzo de que no toque el tuyo, de que sobreviva tu suspiro sin dañarle, que aunque le cambie de destinatario a tu pasión no sea el dolor el que reduzca tu sonrisa, porque si es a sufrir yo dispuesto estoy por ambos, para que aquella sonrisa que me cautivó nunca desfallezca, es esa sonrisa la única estrella de mi amanecer, es tu brillo y el anhelo de sentir tu piel alguna vez la que mantiene este despojo de lágrimas y frustraciones anhelante del despertar a tu lado.






Hoy no me cabe más Tristeza que no tenerte...y no comprendo donde puede en medio de la angustia instalarse más amor por ti cada segundo de Mis días.
Hoy que imagino tu mano en mis dedos se que suspiros por mi, y que este amor que comenzó un 17 a pesar de la distancia de la moral no mangue esos deseos con los que me cautivaste, ni la belleza de la que me enamoré… la belleza de una piel y una mirada, de tu sabor y de tu sonrisa!

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