Afuera llueve

Afuera llueve, las gotas corren por los surcos que otrora las lágrimas labraron pero que hoy, con la convicción que ya he sentido, puedo decir que tu nombre no llevarán.

Afuera el piso está húmedo y corren desprotegidas las hojas que ya se habían suicidado de su árbol sobre los arroyos que sucumben a los accidentes de las calles. Tibio suspiro emana de mi ser al despertar con tu nombre entre mis labios, a tu piel acude como toda la noche en mis sueños mis dedos se afanaron. Cada caricia de mi manta emula las tuyas nocturnas, cada abrazos y que mis brazos heridos intentan son solo movidos por tu ser.
No es secreto que así como en el vidrio de la ventana se escurren aquellas gotas que lavan del polvo las hajadas y frías paredes, en mi algún recuerdo de dolor queda. Pero son tus letras en la estrecha ventana de mi alma las qué se enclavan como dueñas reclamantes de terrenos baldíos, son aquellas las que busco a cada amanecer luego de susurrar tu nombre. Pupilas agitadas de leer aquellos buenos días que incesantemente me promueven con tu presencia, con tu atención y con la preocupación de mi bienestar. Mismas pupilas que dilatan con tu sonrisa el sonrojo de mis halagos, mismos halagos que merecidos en tu inmaculado ser deleitas.
Bajo mi ropa mis manos simulan los tuyos, sus destrezas son alcanzarlas, sin imitar aquellas uñas qué se hacen una en mi piel y tus deseos. Rígido ante tu anhelo, he me aquí, falo qué conspira por tu humedad, aquel del que expresas inteligibles ahogos en tu garganta, extensión propia qué ahora te guarda como dueña, voy y vengo a tu antojo, el que me demuestras en cada encuentro, en cada palabra que tus labios susurran con mi nombre desde aquel día en que la pasión venció el respeto.
La fría lluvia de afuera no se confunde con cálido derroche hídrico entre mis dedos cuando te imagino sin la coraza de ti ropa, con tus miedos desnudos, con tus fantasías poco acordes a la moral y con las huellas que tu piel ostentan, porque es todo aquello lo que te ha enseñado a amar sin hacer sufrir, sin usar al otro como excusa de satisfacción, así me envuelvo entre mis ya mis húmedas sábanas qué llevan tu nombre, así me deslizó entre aquella fantasía de volverte a tener y que por estúpidos códigos Morales no ha podido ser público.
Afuera llueve, dentro la tormenta que desató tu pasión ésta de las últimas mañanas de marzo, no escatima lujurias con tu ser, anhelos y despojos que a tu nombre obedecen, es la ofrenda que por tu actuar me muestras que mereces sin cuidado.
Así como la lluvia lava los restos del seco polvo de quienes se yerguen con el orgullo de haber tenido sentido en su vida, con cada una de las cientos de gotas que emanas desde lo más profundo de tu vientre y tu piel lavas los sinsabores de mis labios posando sobre ellos unos tersos y dulces labios enamorados de aquellas letras y defectos.
Afuera llueve.. Pero como dentro d e mis ojos escapó con el sol de tus alientos y tu sonrisa, afuera, la lluvia se llevará la más triste historia y sobre su suelo fértil y húmedo se construirán los más bellos sueños como me lo prometo contigo.




Afuera llueve, es la última lluvia perdida.. Porque de ayer en adelante será tu verdadero amor quien me reboce de saciedad!

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