Indefenso agresor.
Paso a paso su estribillo macabro, silbido de confianza, acercándose a su víctima, esboza aquella sonrisa gira que le caracterizaba en sus noches, sentada indefensa, junto a sus pies sobre el escabel se posan su prendas, las mismas que ella había entregado sin necesidad de algún esbirro qué con antelación preparara su ánimo.
Comentarios
Publicar un comentario