Conociendo te..

Sin cederle ni un solo segundo al deseo, sin dejar de auscultar e interpretar con sus ojos la reacción que irradiaba de los míos, llevó sus dedos hasta aquel rincón íntimo y sensorial de mí ser, y lo palpó con suavidad.

Apenas un ligero roce espoleaba mi placer y ponía en jaque a todos mis sentidos. Tacto sutil y exquisito al que mi cuerpo se rendía, ondeando bandera blanca ante su buen hacer.

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